Parlament de Vicente Garcia Castillo durant la celebració del I aniversari del Col.lectiu Ullal

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PARLAMENT DE VICENTE GARCÍA CASTILLO DURANT LA CELEBRACIÓ DEL “I ANIVERSARI DEL COL·LECTIU ULLAL” DEDICADES A L’HOMENATJAT EL CRONISTA LOCAL JUAN MOLERES IBOR. SOLLANA A 23 D’ABRIL DE 1999
Muy estimados amigos:
Al invitarme hoy para leer unas cuartillas en íntimo homenaje a D. Juan Moleres Ibor, Cronista Oficial de nuestra Villa, a la par de hacerme un honor – que agradezco – supone también para mí una responsabilidad.
No es tarea fácil hablar del cronista, ese personaje histórico tan unido a una actividad eminentemente cultural y patriótica de los pueblos, y que sin embargo tiene que luchar en muchas ocasiones contra la incomprensión, incluso de personas constituidas en cargos de responsabilidad. Porque la crónica siempre será lo mismo. Como dice Badía Marín “el relato sucinto de unos hechos que sucedieron, escritos con toda objetividad y respeto a la verdad” . Y esto precisamente en muchas circunstancias no quiere ser aceptado.
El cronista es ante todo y sobre todo – como dice el autor antes citado – “el adelantado de la cultura de un pueblo. Y no sólo de la cultura erudita estancada en el quietismo del archivo o biblioteca, sino de la cultura en acción, en movimiento”.
Porque el cronista tiene mucho que hacer, aparte de llevar el diario Libro de Crónicas.
No puede inhibirse en el campo del arte, de la numismática, de la toponimia, del costumbrismo, de la musicología, de la arqueología, geografía, filología, etc. que son ciencias auxiliares de la Historia. Porque también el cronista es historiador, pues su trabajo ha servido en muchísimas ocasiones como punto de partida para posteriores estudios e investigaciones.
Se necesitaría escribir una extensa monografía, para poder explicar en su justa medida la noble misión de su cometido, desinteresado y altruista. No puedo silenciar aquí, la importancia que tiene en estas actividades, la figura de la esposa del cronista.
Es continuamente como la piedra angular, callada y casi desapercibida, que tiene que soportar el peso de las ausencias, tiempo, sacrificios y compromisos, aceptándolo todo con alegría.
La paciencia, tolerancia y privaciones que aporta en tantas y tantas ocasiones en aras de la misión encomendada a su marido son valores dignos de todo reconocimiento y elogio.
Sin embargo no es mi intención el hacer en este momento una apología del cronista, sino resaltar la importancia que tiene su contacto con el pueblo.
Me vais a permitir esta subjetividad. He tenido ocasión de vivir momentos muy felices relacionados con la vida cultural de nuestra Sollana. Hoy al contemplar este grupo de juventud culta, apasionada e inquieta en torno al Cronista que homenajeamos en íntimo y sosegado encuentro, me encuentro también muy feliz y atisbo que este contacto, va a reportar óptimos frutos en el devenir cultural de nuestra Villa.
Estos días he estado reuniendo artículos y trabajos de nuestro cronista, desde el primer escrito que se publicó en el programa de fiestas de 1957 sobre Don Diego de Silva y el Convento pasando por los varios trabajos presentados en las Asambleas de Cronistas Oficiales, de cuyo Organismo Directivo es eficaz dirigente, y otras publicaciones en varias revistas y periódicos valencianos, cuya enumeración haría interminable la relación; que leíamos con sumo interés por la credibilidad que nos inspiraba la meticulosidad con que estudiaba los documentos y el concienzudo análisis de los mismos. Todo este paciente trabajo, culmina en la publicación de las monografías sobre el SANTO CRISTO DE LA PIEDAD y la HISTORIA DE SOLLANA que tanto nos ha ilustrado. Y cuando recopilaba todo ello, pensaba amigo Moleres, en lo solo que te encontrabas entonces en tu ilusionada tarea, cosa que podía comprobarse en las largas conversaciones que sosteníamos sobre estos temas y me relatabas tus últimos descubrimientos conseguidos en el continuo bucear por archivos y bibliotecas. Únicamente el P. Emilio Cortés, Cronista de la Provincia Capuchina de Valencia, solía alentarnos cuando realizaba algún desplazamiento a nuestro pueblo.
Lo que tienes y tenemos ahora con este Colectivo acertadamente denominado ULLAL, símbolo de fecundidad, potencia y vida, es verdaderamente una gozada.
Recibe con satisfacción el sincero homenaje que aunque en la intimidad te ofrecen en el primer aniversario de la fundación del mismo, como reconocimiento a tu grande y paciente labor cultural, la cual, quizá sin tú pensarlo ni pretenderlo, les ha entusiasmado y sea lo que ha inspirado su creación. Pues sembraste la inquietud y necesidad de trabajar por la grandeza de Sollana.
Pienso sinceramente que si en tiempos pasados te hubieras sentido rodeado de este calor y admiración, el fruto de tu trabajo, aunque ha sido fecundo, éste se hubiera multiplicado.
El ULLAL es todo un equipo multidisciplinario, culto, dinámico y altruista – hoy hay que trabajar en equipo -, algo que necesitaba nuestro pueblo. Pero que se halla también en esto momentos en sus primeras andaduras, necesitando de alguien que les ayude y de la mano para apoyarse, y el cronista, amigo Moleres, es el llamado a ser la columna vertebral que inspire sus actividades y también sus ilusiones.
En todo ello pensaba antes cuando decía que sentía gran responsabilidad en mi intervención.
El colectivo te necesita y tú sentirás gran complacencia al colaborar con ellos y a la par recibirás el calor de su juvenil ayuda. Piensa amigo Moleres que frisas los 73 años. Que son muchos los lustros que han pasado desde allá por los años cincuenta en que fuiste nombrado para el nobilísimo cargo de cronista. Haz por crear escuela. El campo está preparado. Posiblemente he sido un tanto atrevido al hablar de esta forma, pero me decidí a hacerlo, escudado en nuestra amistad, afecto personal y acercarme también a los 76 años.
Se te va a hacer entrega de un socarrat, muy simbólico como recuerdo. Seguro que ocupará en tu casa un lugar especial.
Siempre que lo contemples, recuerda que irradia destellos de reconocimiento, de gratitud y de esperanza de este juvenil equipo y también de todos los amigos que nos honran con su presencia en esta noche primaveral y placentera y que nos hemos reunido aquí, guiados únicamente por honrarte y también con la ilusión de encumbrar el acervo cultural de nuestra antigua Baronía y Villa de Sollana.
Muchas gracias por vuestra atención.

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