La llum de les imatges, Segorbe.

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Isabel Perales del Río

Eixida nº 30, dissabte 27 d’octubre de 2001


Sobre las 9 salimos de nuestro habitual punto de encuentro el Bar Cantó en ruta hacia la capital del Alto Palancia. Nada mas llegar a Segorbe tomamos un tentempié en una antigua y conocida pastelería de la plaza, de allí salimos hacia el seminario donde sacamos las entradas de la Exposición La Luz de las Imágenes y nos informaron de las diferentes sedes que acogían la muestra, así como el itinerario a seguir. Este seguía un orden cronológico, primero comenzaba en la Catedral donde se exponían las obras de los siglos XIV al XIX, continuando con la Iglesia de San Martín para finalizar en la iglesia de Joaquín y Santa Ana, mostrándonos en ambas Iglesias obras del Barroco. Orden cronológico que no seguimos por razones de tiempo. Las visitas podían ser guiadas o libres, preferimos la opción de visita guiada pero para ello debíamos esperar en la Catedral mas de una hora, así es que para ganar tiempo decidimos ver las demás Iglesias invirtiendo el itinerario recomendado. Comenzamos por la Iglesia de San Joaquín y Santa Ana que gracias a que todavía no había gente visitándola, quizá por ser relativamente pronto y la última del recorrido, gozamos del privilegio de tener una guía sólo para nosotros así cómo de la paz y tranquilidad necesaria para ver y prestar toda nuestra atención a las imágenes que iban entrando por nuestros ojos a la vez que escuchábamos las diferentes explicaciones de la guía. La Iglesia albergaba piezas de orfebrería, indumentaria religiosa como casullas con bellos bordados y tablas de madera pintadas. Destacando de este templo las grandes custodias de plata procedentes de las iglesias parroquiales de Ademuz y Chelva.

Continuamos hasta la iglesia de San Martín, siguiendo una cenefa de color blanco pintada sobre el suelo, que conectaba cada edificio expositor, además se habían engalanado las calles con banderas de la Generalitat, del Obispado, y del Ayuntamiento de Segorbe. Todo ello con el fin de orientarnos a los visitantes en el recorrido expositivo. La Iglesia estaba llena de gente y había cierto bullicio que nos impedía atender y entender bien a la guía, en ella pudimos ver también elementos de orfebrería y de indumentaria, destacando los lienzos de artistas afamados cómo los Ribalta y Castañeda entre otros. Destacando el sueño de San Martín realizado por Juan Ribalta y taller.

Finalmente llegamos hasta la Catedral, cuyas bellas puertas de latón trabajadas al cincel son dignas de admiración, y mientras esperábamos nuestro turno para iniciar la visita, pudimos ver un vídeo sobre la historia de la Diócesis. Comenzamos por el claustro, las salas y las capillas que lo rodean estas repletas de obras de orfebrería, tejidos bordados y pintura, destacando el retablo gótico de la Santa Cena. La sala Capitular recoge libros y documentos relativos a la historia de la Diócesis. En la nave central con pintura del XVI y XVII domina el retablo mayor de la Catedral, de Vicente Macip. En las capillas laterales y presbiterio del altar mayor se expone pintura del XVIII, y como muestra de pintura del XIX tendremos los frescos de la cúpula de Luís Planes y Manuel Camarón.

La exposición de todo este patrimonio artístico perteneciente a una de las Diócesis mas antiguas de España, no solo ha contribuido al estudio y conocimiento de la historia de la misma, sino a la recuperación y restauración de un 80% de las obras expuestas, más de 600 piezas entre ellas pinturas, esculturas, bordados, documentos y las diferentes sedes expositivas. Todo ello ha supuesto un gran esfuerzo laboral y económico que ha merecido la pena visto los resultados además del gran éxito de público que está acogiendo la misma.

Tras finalizar el recorrido expositivo, que la verdad, nos dejó algo extenuados, pues había mucho que ver, fuimos a comer a un restaurante, donde la mayoría de los comensales probamos la típica olla de Segorbe. Tras comer y descansar decidimos seguir hasta Altura para ver la Cartuja de Vall de Cristo fundada en el siglo XIV por el rey Martín "el humano" y cuyos bienes están repartidos en diversos museos y colecciones. Una vez allí no pudimos entrar al recinto por encontrarse cerrado al público debido a los trabajos de restauración que se están realizando en la actualidad. A pesar de ello valió la pena llegar hasta allí ya que el conjunto arquitectónico merecía ser visto, así como el bello paraje natural en el que se halla ubicado.

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